No, Birdman no es una obra maestra

Cuando voy al cine a ver una de esas películas, llamémoslas de autor, intento abstraerme de detalles como quién la dirige, y sobre todo, lo que opina el resto de la gente sobre ella. Ver una película es un ejercicio personal, y como tal, necesita un análisis propio, sin dejarse contaminar por la opinión de otros. Todo lo que había escuchado de Birdman eran maravillas. Todo lo que había visto de Iñárritu anteriormente en el cine me parecía competente, como la coral 21 Gramos, Biutiful, y Amores Perros. La mayoría de gente a la que consulté me dijo que le parecía una maravilla, que era una obra maestra. Salvo a un buen amigo mío. Le tengo por entendido, amén de haber dejado la cineteca de Tres Cantos en un estado lamentable, debido a su afición a cogerse títulos de toda clase y no dejar uno con cabeza.

«Birdman no me ha gustado. Bueno, es que realmente la historia me la suda.» Esas fueron sus palabras. Le pregunté por qué pensaba eso. Y me dijo porque «plantea un problema que no existe». Yo, influenciado por lo que había visto hasta ahora de Alejandro González-Iñárritu, le di una oportunidad. Y sí, cuando terminé las dos horas que dura, me quedé con una sensación extraña. A partir de aquí empiezan los spoilers, por lo que si no has visto la película, te recomiendo que cierres esta ventana y abras una de xhamster o de pornhub.

Michael Keaton, en Birdman.
Michael Keaton, en Birdman.

Birdman, es, literalmente, una oda hípster al injusto tratamiento a las obras indies realizadas por autores mainstream. Es decir, un problema que al público general se la trae bastante floja. Fuera de los círculos cinéfilos, de gente que se masturba con fruición con Haneke y Wes Anderson, la gente va al  cine no porque se lo recomiende su amigo gafapasta, sino porque el tráiler de la película les ha convencido. Añadiéndole el novedoso efecto de plano secuencia que ya vimos en Gravity –que no se hace pesado en ningún momento, cabe destacar- , la película era una firme candidata a convertirse en una película admirada por la colla de posmodernos, culturetas y pseudoaficionados al cine, los mismos que critican Ocho Apellidos Vascos mientras se ríen a contenida mandíbula batiente.

La película no resulta creíble por varias razones. Principalmente, porque dudo que alguno de los que hoy la admiran sepan quién es Raymond Carver, sin hacer una búsqueda rápida en Wikipedia. El amigo Carlos Hortelano habló largo y tendido de él, y al tío del realismo sucio estadounidense, amigo de lo etílico y fumador empedernido, lo conocen unos cuantos ahí fuera. Y otra razón es precisamente la que daba al inicio de este artículo: plantea un problema inexistente.

O al menos, inexistente en la cabeza del público general, no por supuesto en aquéllos que meriendan las cerebrales críticas de Rotten Tomatoes o Filmaffinity. Cuando una persona normal va al cine, al principio de la película le sueltan una serie de pequeños aperitivos, denominados trailers, donde se coge un extracto de lo mejor de la próxima película a estrenar, y el espectador elige. Alguno, con una mayor o menor inquietud cinéfila, le echará un vistazo a su crítico de confianza. Yo siempre le pregunto a mi amigo Iñaki. El tráiler de Birdman es bastante correcto, ya te dice lo que es. Quizá resulta algo más movido de lo que es en realidad. Pero no engaña a nadie.

No, la gente no deja de ir a ver una obra tras una feroz crítica de Carlos Boyero. Ni siquiera tras la de este diletante periodista llamado Guillermo Gómez. En absoluto. La gente deja de ir al cine cuando su hermano, su cuñada o su mejor amigo le cuentan que no les ha gustado esta película. Muchas veces, las más feroces críticas han provocado que obras que a priori pasarían sin pena ni gloria, hayan cosechado un éxito sin precedentes. En círculos cerrados, donde todo el mundo pasa por el aro del que creen que es el entendido, hacen lo que dice el entendido y ven lo que ve el entendido, sí que ocurre.

La elección de los actores no es, ni mucho menos, arbitraria. Que Michael Keaton interprete a Birdman es una reminiscencia del papel que hizo en Batman con Tim Burton a principios de los noventa. La película trata de burlarse precisamente del papel de actor de éxito, reconvertido a productor teatral, a quien nadie toma en serio precisamente por haber tenido éxito. Tener éxito en el mundo indie es como cerrar la empresa, ningún indie desea tener éxito. De ahí que el otro yo de Keaton le esté recordando constantemente quién había sido y qué hace ahora. De ahí el decrépito aspecto que muestra Keaton, cuya interpretación, junto a la del resto del elenco, es impecable.

No, nadie dice que Birdman no esté excelentemente bien filmada ni excelentemente bien actuada, porque lo está. Y más al reproducir ese aspecto constante de plano secuencia, con cortes inapreciables. Existen ejemplos en el cine de actores encasillados que se han convertido en monstruos de la intepretación, y creo que merece la pena que hable de Matthew McConaughey como ejemplo de ello. Si McConaughey adquirió su cliché como actor imprescindible de cualquier filme que mostrase six-pack, su redención llegó con películas como Dallas Buyers Club, El Lobo de Wall Street y la celebérrima Interstellar, que a mí me gustó mucho por el problema planteado, aunque a la hora de la verdad sea una película para pasar el rato, vista en perspectiva.

Si fuese verdad que el encasillamiento de determinados directores y actores los eximiera de perpetrar verdaderas obras maestras, McConaughey sería el perfecto ejemplo de que no es verdad. Como Nolan también sería el ejemplo de que éxito y temática independiente no son, ni mucho menos, incompatibles. El público general no entenderá el problema planteado por Birdman, por mucho que lo comprenda. Es evidente lo que nos quiere decir la película, otra cosa es que sea relevante la situación planteada.

Hay momentos cumbre en la película, y vuelvo a advertir del inevitable spoiler, no vaya a ser que se diga que no avisé, no deseo ser traidor. El momento en el que la hija de Riggan lo pone a caldo tras éste pillarla dando cuenta de un porro, con unas palabras tan duras como sinceras. Y el otro momento clave de la película es cuando ese otro yo de un alcohólico Riggan, Birdman, le dice la verdad: era mucho más cómodo triunfar y ser amado por ser como eres, más que como finges ser. De ahí el final, que viene a contradecir todo lo que trata la película de decirnos por activa y por pasiva. Al final, Keaton elige ser Birdman, después de volarse la nariz tras recorrer Times Square y Broadway en calzoncillos. Solo para que esa basura hípster de crítica titulase, a cinco columnas, en el New York Times, «la inesperada virtud de la ignorancia».

10 Comments

  1. Llevo sin ir al cine desde la última de Batman -antes de eso fui para ver la segunda de Batman y antes de eso, pues así sucesivamente-. Bueno, el caso es que esta noche van mis padres a ver 50 Sombras de Grey y no sé muy bien cómo reaccionar. Lo cuento aquí porque todavía no es la hora de Hablar por Hablar.

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  2. Sí yo también vi la idolatrada para algunos y la decepcionante para otros Birdman, identificandome más con los que se postulan conforme a la segunda valoración de este film; este maravilloso director mejicano de apellido Iñarritu se hizo famoso dentro del mundo del cine de autor por plasmar dramones muy humanos con ligeras pinceladas, muy ligeras de misticismo al que nos tienen acostumbrados los artistas hispanoamericanos. Sin embargo cuando llegue a la sala de cine el mismo día del estreno de Birdman habiéndome gastado mis 15 €, pues intente que mi novia se contagiara de esa pasión que llevo sufriendo desde hace años de ver cine independiente (y también porque soy un digno calzonazos español) que me ofrezca una mirada distinta a la que cualquier medio o película comercial nos tiene acostumbrados; no pude sino desesperarme en mi butaca a medida que este largo metraje avanzaba cada vez más y más, no porque el reparto de los actores fuese malo ni mucho menos o incluso su banda sonora, la que acierta con el free jazz aunque a veces te la metan en situaciones en las que no tiene ningún sentido, el tema radica en que en Birdman como bien señala Guillermo en su artículo aborda un tema que a la mayoría de la gente entre los que me incluyo nos importa una mierda y no solo eso sino que además está claramente orientado a hacerle una felación como un castillo a la casta de Hollywood (ojo que también me gusta muchísimo el cine comercial) que premia las películas no en función normalmente del tema a abordar sino de su marketing, véase que el trailer de Birdman muestra un fracasado actor de películas de superhéroes que intenta superar su fracaso interpretando una obra teatral que es puro coñazo y triunfar así en el pequeño mundo del teatro y dar una patada en la boca a todos aquellos que creian que su carrera empezó y acabo disfrazándose de hombre pollo; hasta aquí el trailer no engaña bien, ahora bien usar las pocas escenas de humor para anunciar el film, hace pensar que se trata de una película de humor absurdo y no un dramón absurdo como realmente termina siendo. En conclusión Iñarritu ha perdido la oportunidad de hacer algo diferente y demostrar que no por ello es necesario prostituir tu esencia para contentar al critico gafapasta de turno, al que las películas le agradan en proporción a lo irrelevante que el tema sea, si les metes un corto metraje de 20' sobre la circuncisión usando a Tom Hardy como matarife y poniendo free jazz a ritmo de corte de prepucios, te dirán que ohh sublime, lo nunca visto, que belleza, que proeza fílmica, Tom Hardy se sale del papel ofreciéndonos una visión melancolica de aquella gente que añora tener pellejo en la punta del cimbrel.

    No obstante, yo os animo a verla, al fin y al cabo para gustos los colores. Buen trabajo Guillermo.

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  3. Totalmente de acuerdo contigo Guillermo, y me permito apuntar que hasta el jaleado plano secuencia, si bien es de gran envergadura técnica no le acabo de encontrar un sentido que no sea otro que el de «Épater le bourgeois». Marcarse una frivolidad muy bien coreografiada que para mí no esconde lo que comentas en tu artículo.

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  4. Tipica peli que puede gustar a los gafapastas del cine… por eso ha ganado un oscar a la mejor pelicula claro…. con jurado gafapasta…. es un aburrimiento de cojones…. y me gusta el cine y hago cortos…vamos que algo entiendo… me parece interesante la temática pero la peli es aburrida y si algo que se basa en entretener te aburre… es pq es mierda, y punto.

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  5. Acabo de ver Birdman. No soy fan de Iñarritu ni nada por el estilo. Pero me parece increíble juzgar una película dándole palos a quienes podemos tener una idea del cine opuesta a vosotros sin ser gafapastas. Para vosotros gafapasta sería José Luis Guarner, uno de los mejores críticos que ha habido en este país. A ver yo disfruto con Rocky y con Bergman esa es la diferencia y por tanto salgo enriquecido. Al final me gustan más películas que a los que tenéis tantos prejuicios y os aburren películas de este estilo. Lamentablemente el espectador que estamos construyendo es este. A mí Birdman no me aburrió. El tal Dani espeta: que es mierdas y punto. Y en ese punto demuestra lo dictatorial de su opinión y el desprecio a otro tipo de planteamientos. En fin, flaco favor hacéis a esa cinefilia de la que hablaba Truffaut y que se forma con comentarios y aportes más serios y trabajados de lo que uno lee por aquí. Mierda y punto. Vaya, vaya…Ah y algunos sabemos quien es Carver y se agradece que Iñarritu lo ponga en el mapa.

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  6. No os habéis enterado de nada. Poco importa que la película use una obra de carver, no se trata de eso, poco importa que se haya rodado en un falso plano secuencia. Lo que realmente importa en Birdman es que reivindica el cine como arte con gente comprometida que lo da todo para convencer al público que reducís a un mero consumidor de palomitas que acude al cine como una manera de perder el tiempo pagando

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