Territorios

Someone in the business of “summarizing” books would have to write four or five separate descriptions. But I saw that they were not stand-alone essays at all; each deals with the application of a central idea, going either deeper or into different territories: evolution, politics, business innovation, scientific discovery, economics, ethics, epistemology, and general philosophy. So I call them books rather tan sections or parts.

Tan brillante me pareció la declaración, la primera vez que la leí, que di por hecho que era mía. No es así, una de mis mejores frases la ha escrito otro. El hombre que ha llevado, junto con Natalie Portman, el concepto de cisne negro a los círculos más selectos de la economía y las finanzas. Porque en estos ambientes se habla mucho de pibas, o al menos ésa es mi percepción. No pretendo ser el Nick Carraway español -fundamentalmente, porque de serlo sería el galaico-, así que cierro esta digresión inicial antes de que mis queridos lectores se impacienten.

La Portman, mi reino por un tútú
La Portman, mi reino por un tútú

Tras la cita a Nassim Taleb y el piropo a la bella de origen hebreo -Natalie, si nos lees, deja recado- me está quedando un artículo de multiculturalismo sólo parejo con los anuncios de las petroleras. Si cito a Mandela, me patrocina el próximo artículo la Unesco -palabra que siempre me ha sonado a folclore vascuence, así de brutos somos los teiras-. El sentimiento de culpa, aquí y allá. Pero no pretendo en este paseo ganarme las simpatías de los defensores de las ballenas, animal cuya razonablemente pacífica supervivencia, por cierto, se debe a la aparición de los hidrocarburos. Cuestión que dejo en el tintero ya sea para posteriores entregas, para una novela, para mi tesis doctoral o para romper el ritmo narrativo en alguno de mis mítines de las municipales de 2019. Y nada más.

Lo que me ha traído hoy hasta aquí, y a vosotros hasta este párrafo decisivo, es mi particular idea central. La del amigo Taleb es otra, y por tanto irrelevante a estas alturas. Aquí al que escribe, como aprecia cualquiera que haya paladeado mis últimas apariciones, le preocupan dos cosas: rodillas y porqué. Iba a decir los objetivos, el “gol” parido en honor al letargo legendario de David Cal, pero a mí lo que me interesa es el fin. Y por tanto su maduración. Un camino más o menos recto, más o menos previsto, con el que perseguir una meta meditada, para finalmente llegar a un sitio que nunca habíamos imaginado.

Es curiosa la relación umbilical -mi adjetivo hortera de cada entrega- entre fin y origen. Y cómo, dicho inicio, configura el trayecto que nos lleve hasta allá. Inicio es dado, camino elegido y destino recibido. Sólo una variable depende en buena parte de nuestra voluntad, si bien es donde se juegan los cuartos. Los inicios, doy fe -privada- pues tengo la costumbre de estar constantemente tramando algo, son estrenar zapatos. Quien lo ha probado lo sabe, pocas cosas exigen más cesión que amoldarse a los calzados importantes.

En fin, ni pies ni proyectos conocen atajos. Tras un largo dolor en el que llegamos, paso a paso, a conocernos. Tras un largo camino, al final del cual son los otros quienes quieren saber quién es ése que ha crecido más que ellos. Antes que ellos.

Luís Teira | @luisteira

2 Comments

  1. Luís Manuel, si fueses presbítero y dieses meditaciones hablando de cosas como estas, pasaría a confesarme y diría: «don Luís, es usté muy listo pero tengo la sensación de que a veces no entiendo un carallo»

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  2. Luís Manuel, si fueses presbítero y dieses meditaciones hablando de cosas como estas, pasaría a confesarme y diría: "don Luís, es usté muy listo pero tengo la sensación de que a veces no entiendo un carallo"

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